Dying Light: The Beast PS5
Dying Light: The Beast PS5 digital marca el esperado regreso de Kyle Crane en una aventura standalone que combina el terror de supervivencia con un mundo abierto implacable. Desarrollado y publicado por Techland, este título, que originalmente se concibió como contenido descargable para Dying Light 2: Stay Human, emergió como un juego completo que se lanzó el 18 de septiembre de 2025 para PlayStation 5, Xbox Series X/S y Microsoft Windows, con versiones para PlayStation 4 y Xbox One planificadas para finales del mismo año. La game se sitúa en los imponentes y peligrosos Castor Woods, donde los jugadores deberán ayudar a Crane a controlar la bestia que lleva dentro mientras busca venganza contra el hombre que lo transformó.
Índice de contenido
Historia y trasfondo narrativo
Dying Light: The Beast retoma la historia de Kyle Crane, el protagonista del primer juego de la serie, después de más de una década de sucesos. La narrativa comienza con Crane escapando de un largo cautiverio a manos del Baron, un villano misterioso que lo ha sometido a 13 años de tortura y experimentos brutales. Estas experiencias han dejado una marca imborrable en Crane, no solo a nivel psicológico sino también físico: su ADN se ha fusionado con el de los zombis, específicamente con el de los Volátiles, convirtiéndolo en un híbrido único entre humano y monstruo. Este estado le otorga habilidades sobrehumanas, pero también desata una batalla interna constante por controlar la bestia que lleva dentro.
El viaje de Crane es, en esencia, una historia de venganza. Su objetivo principal es rastrear y enfrentarse al Baron, el arquitecto de su sufrimiento. Sin embargo, este camino de venganza se complica rápidamente. Crane descubre que su escape no fue una casualidad, sino que fue orquestado como parte de un plan más grande. Con la ayuda de una aliada llamada Olivia, quien también busca liberarse de las garras del Baron, Crane se adentra en Castor Woods para encontrar aliados y desentrañar los siniestros planes de su némesis. Olivia revela que el Baron, quien antes de la plaga era el dueño de una empresa de biotecnología, busca perfeccionar el virus para controlar el mundo.
El elenco de personajes que Crane encuentra en su camino enriquece la trama. Lydia, la líder de un grupo de exiliados infectados (antiguos sujetos de prueba que han desarrollado telepatía), y el Sheriff, la líder de unos supervivientes en el Ayuntamiento local cuya lealtad resulta voluble, juegan papeles cruciales en la lucha contra el Baron. Uno de los giros narrativos más significativos es la introducción de Aiden Caldwell, el protagonista de Dying Light 2, quien aparece como "la Bestia" que Crane ha estado persiguiendo. Aiden se había aliado con Spike, un viejo amigo de Crane de Harran, en un intento fallido de rescatarlo, lo que termina vinculando directamente esta historia con los eventos de entregas anteriores. La trama explora temas de identidad, traición y el costo de la supervivencia, llevando a Crane a una conclusión que no solo cierra su venganza, sino que también prepara el terreno para futuros conflictos con la aún activa GRE.
Gameplay y mecánicas principales
Dying Light: The Beast se erige sobre los sólidos cimientos de la saga, pero introduce matices y evoluciones que redefinen la experiencia. El juego es una aventura de acción y terror de supervivencia en primera persona que mantiene la esencia que caracterizó a la franquicia, pero con un enfoque renovado en la vulnerabilidad del jugador y la gestión de recursos.
El conflicto interior: Supervivencia vs. Bestia: La mecánica central alrededor de la cual gira todo el gameplay es el "Modo Bestia" (Beast Mode). Esta habilidad permite a Crane liberar temporalmente el poder del virus que lleva dentro, transformándose en una fuerza imparable. Al activarlo, Crane gana una fuerza descomunal que le permite destrozar zombis con sus propias manos, arrancar cabezas y partir enemigos por la mitad. Sin embargo, esta potencia tiene sus contrapesos. Inicialmente, el Modo Bestia se activa automáticamente al recibir o infligir mucho daño, reflejando la lucha de Crane por controlar su ira. Más adelante, los jugadores pueden modificar su árbol de habilidades para controlar manualmente esta transformación. Aunque es extremadamente poderosa, algunos análisis señalan que el Modo Bestia puede llegar a sentir como un "código de trucos" que reduce la sensación de amenaza, una percepción que los jugadores pueden contrarrestar optando por el modo brutal (dificultad difícil), donde los recursos son más escasos y los enemigos más letales.
Combatir con brutalidad y ingenio: El combate melee sigue siendo el pilar de la experiencia, con un sistema visceral que hace sentir cada impacto. Los jugadores pueden usar una gran variedad de armas cuerpo a cuerpo y contundentes, que ahora infligen daños visibles y grotescos en los zombis. Sin embargo, a diferencia de Dying Light 2, las armas de fuego tienen una presencia más destacada, aunque con un importante factor estratégico: la munición es escasa y los disparos atraen a hordas de zombis, por lo que su uso debe ser juicioso. El arsenal se complementa con herramientas como granadas, molotov, señuelos y kanzas arrojadizas, que permiten eliminar enemigos de forma silenciosa. Un cambio significativo es que armas y vehículos ya no son duraderos, forzando a los jugadores a adaptarse constantemente y a gestionar sus recursos en un entorno hostil.
Movimiento y exploración en un nuevo entorno: El sistema de parkour en primera persona regresa como una de las estrellas del juego. Saltar entre tejados, escalar cualquier obstáculo y deslizarse por espacios reducidos ofrece una libertad de movimiento inigualable. No obstante, el escenario principal —el valle forestal de Castor Woods— presenta un desafío para esta mecánica. Al ser un entorno más natural y rural, las oportunidades para el parkour urbano son más limitadas. Los desarrolladores abordaron esto diseñando hitos y edificios específicos que requieren el uso de la agilidad de Crane, aunque algunos críticos señalan que la zona de Old Town es la que más satisface la necesidad de parkour. Como novedad en la saga, se introducen vehículos todoterreno, permitiendo a los jugadores aplastar hordas de zombis mientras recorren carreteras abandonadas. Si bien conducir es divertido, algunos opinan que puede llegar a trivializar algunos encuentros, ya que los infectados especiales se convierten en simples "badenes".
El ciclo día/noche: La tensión constante: La firma de la serie, el ciclo dinámico día/noche, regresa con toda su intensidad. Durante el día, los jugadores pueden explorar y recolectar recursos con una relativa (pero frágil) calma, siempre conscientes del reloj. Cuando el sol se pone, el mundo se transforma: salen a la luz los horrores más peligrosos, y las opciones se reducen a correr, esconderse o luchar por la vida. La habilidad "Sentido del Superviviente" (Survivor Sense) es crucial para la supervivencia, especialmente de noche. Esta capacidad permite escanear el entorno para revelar objetos cercanos y, de manera equilibrada, marcar solo a los zombis "volátiles" —los más móviles y peligrosos—, manteniendo la tensión y la necesidad de sigilo sin hacer el juego demasiado frustrante.
Entorno y mundo abierto
El escenario de Dying Light: The Beast es un drástico y refrescante cambio con respecto a los entornos urbanos de sus predecesores. La historia se desarrolla en Castor Woods, un vasto valle rural inspirado en los Alpes suizos y que en el pasado era un popular destino turístico. Este paisaje, ahora invadido por el caos y la decadencia, ofrece una belleza visual sobrecogedora gracias a los gráficos de última generación que aprovechan al máximo el C-Engine evolucionado de Techland.
Castor Woods es un personaje en sí mismo, un mundo handcrafted donde cada detalle cuenta una historia de supervivencia. Los jugadores pueden explorar una diversidad de biomas que van más allá del bosque, incluyendo una pintoresca ciudad turística, una zona industrial, un parque nacional, extensos campos de cultivo y traicioneros pantanos. Esta variedad no es solo estética; cada área presenta sus propios desafíos de navegación, recursos específicos y tipos de amenazas. La belleza del paisaje, con majestuosas montañas nevadas de fondo, contrasta violentamente con la horrorosa realidad del apocalipsis zombi, creando una atmósfera única de melancolía y peligro constante.
Sin embargo, la crítica ha señalado un contraste con el diseño de mundo de la entrega original. Mientras que el favela de Harran era elogiado por narrar historias a través de su diseño ambiental —mostrando la pobreza y la ambición interrumpida—, algunos jugadores y expertos perciben que Castor Woods carece de esa densidad narrativa en algunos de sus espacios. Algunas safezones y torres parecen colocadas por pura conveniencia del jugador ("el jugador necesita una safezone aquí") sin una justificación orgánica o una historia que contar, lo que puede romper la inmersión en ciertos momentos. A pesar de esto, la exploración sigue siendo gratificante, y la sensación de perderse en la majestuosidad de un apocalipsis hermoso y a la vez aterrador es uno de los puntos fuertes del juego.
Modos de juego y experiencia cooperativa
Dying Light: The Beast ofrece una experiencia de juego flexible que puede disfrutarse tanto en solitario como en compañía, manteniendo el modo cooperativo que se ha convertido en un sello de la saga. El juego está diseñado principalmente como una experiencia para un jugador, permitiendo sumergirse por completo en la historia personal de Kyle Crane y su lucha interna. Sin embargo, para aquellos que prefieren la compañía en el apocalipsis, el juego soporta un cooperativo online para hasta 4 jugadores.
En este modo, los jugadores pueden unirse para enfrentarse juntos a los peligros de Castor Woods. Cada pelea, cada descubrimiento y cada giro de la historia puede vivirse en grupo, creando momentos caóticos y memorables. El sistema de progresión compartida es una característica clave, ya que permite a todo el grupo avanzar en la historia principal simultáneamente, independientemente de quién sea el anfitrión de la partida. Esto elimina la necesidad de repetir misiones para diferentes jugadores y hace que la cooperación se sienta genuinamente integrada en la experiencia.
La cooperación no se limita solo al combate. Los jugadores pueden repartirse roles durante la exploración: uno puede especializarse en el parkour para alcanzar lugares altos, otro en el combate a distancia para cubrir al grupo, y un tercero puede usar el Modo Bestia para abrirse paso cuando las hordas son demasiado grandes. Trabajar en equipo se vuelve especialmente crucial durante las noches, cuando los peligros se multiplican y la coordinación puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Esta modalidad de juego refuerza la idea de que, en un mundo colapsado, la supervivencia es a veces más fácil cuando se confía en otros supervivientes.
Desarrollo y lanzamiento
El viaje de Dying Light: The Beast desde su concepción hasta su lanzamiento es una historia de evolución y adaptación. Originalmente, el proyecto no estaba destinado a ser un juego independiente. The Beast fue concebido inicialmente como el segundo paquete de contenido descargable (DLC) para Dying Light 2: Stay Human. Sin embargo, en abril de 2023, la trama principal y el guion de este DLC fueron filtrados por un dataminer, lo que llevó a Techland a reconsiderar su estrategia. En lugar de cancelarlo o continuar como estaba, el equipo decidió transformar ambiciosamente el DLC en un juego completo y independiente.
Esta decisión permitió a Techland expandir la visión del proyecto. Bajo la dirección de Paweł Marchewka y Nathan Lemaire, el estudio se propuso crear una experiencia más compacta y centrada que los dos títulos principales de la saga, con una narrativa lineal a diferencia de la estructura ramificada de Dying Light 2. La elección de traer de vuelta a Kyle Crane como protagonista, ahora "mayor, más atormentado y driven por un fuerte deseo de venganza", fue recibida con entusiasmo dentro del estudio. Roger Craig Smith repitió su papel como la voz de Crane, un hecho que sorprendió incluso al actor debido al destino que parecía haber tenido el personaje en el primer juego y su expansión The Following.
El juego fue anunciado oficialmente en la Gamescom 2024. Inicialmente, su lanzamiento estaba programado para agosto de 2025, pero en julio, Techland anunció un retraso hasta el 19 de septiembre de 2025 para permitir un "trabajo de pulido extra" que garantizara que el juego cumpliera con su promesa de ser "el mejor juego de Dying Light hasta la fecha". En un giro inesperado, y como agradecimiento a los fans después de que el juego superara el millón de pre-órdenes, Techland movió la fecha una vez más, adelantándola un día, al 18 de septiembre de 2025. Un detalle notable para la comunidad fue que Techland decidió otorgar The Beast de forma gratuita a todos los jugadores que hubieran comprado la Ultimate Edition de Dying Light 2: Stay Human, como un gesto de aprecio por su paciencia mientras esperaban el DLC original.
Recepción y críticas
Dying Light: The Beast ha sido recibido con una respuesta generalmente favorable por parte de la crítica especializada y los jugadores, consolidándose como un título sólido en el género de terror y supervivencia. En el agregador de reseñas Metacritic, las versiones para PC y PlayStation 5 han obtenido una calificación de "generalmente favorable", mientras que la versión para Xbox Series X/S recibió reseñas "mixtas o promedio". En la plataforma Steam, el juego ha acumulado 35.793 reseñas en total, con una valoración de "Muy Positiva", y en inglés específicamente, cuenta con 16.304 reseñas que también son "Muy Positivas".
Puntos fuertes alabados por la crítica: Los elogios se han centrado en la capacidad del juego para recapturar la esencia del primer Dying Light, mejorando al mismo tiempo upon lo aprendido en entregas posteriores. La crítica de Polygon lo describió como "una joya escondida de septiembre" y destacó que "equilibrar la acción con la vulnerabilidad no es fácil, pero Kyle Crane es lo suficientemente humano como para que este juego me asuste de verdad". La jugabilidad, con su combinación de parkour, combate brutal y la tensión del ciclo día/noche, ha sido ampliamente celebrada. Los análisis también destacan la optimización técnica y los visuales de última generación que aprovechan el C-Engine evolucionado de Techland, creando un mundo apocalíptico a la vez hermoso y decadente.
Críticas y puntos débiles: Por otro lado, algunas críticas apuntan hacia una historia y unos personajes considerados predecibles y poco originales. Kyle Crane es visto como un héroe de acción estándar, impulsado por la venganza, y el Barón como un villano genérico sediento de poder. Algunos reseñadores también mencionan que, a pesar de la introducción de vehículos y el Modo Bestia, el juego puede sentirse repetitivo en sus misiones y que el mundo abierto, aunque hermoso, a veces carece de la motivación para un compromiso a largo plazo. Una crítica más mordaz, encontrada en las reseñas de usuarios de Metacritic, sugiere que el juego "siente la sombra de una mecánica mejor" y que "las safezones no tienen historia, no tienen carácter, no tienen razón para existir", insinuando que el desarrollo pudo haber sido turbulento.
Opinión de la comunidad de jugadores: La comunidad de jugadores, en general, ha acogido el juego con entusiasmo, especialmente los fans de la primera hora que ansiaban el regreso de Kyle Crane. Comentarios como "ABSOLUTAMENTE PEAK, our GOAT Kyle is BACK" reflejan esta satisfacción. Los usuarios elogian la brutalidad del combate, el ambiente aterrador de las noches y el hecho de que Techland haya escuchado sus peticiones para volver a la fórmula que hizo grande a la saga. En conjunto, Dying Light: The Beast es percibido como un retorno triunfal a los orígenes, que, a pesar de algunas narrativas flojas y una sensación ocasional de repetitividad, ofrece una de las experiencias de zombis más intensas, satisfactorias y pulidas de los últimos años.
Ediciones y contenido adicional
Dying Light: The Beast está disponible en dos ediciones principales, cada una con contenido diseñado para diferentes tipos de jugadores. Además, Techland ha ofrecido varios incentivos de pre-orden y bonificaciones para la comunidad, recompensando la lealtad de sus seguidores.
Edición Estándar: La edición base del juego incluye la experiencia completa de Dying Light: The Beast. Aquellos que realizaron el pre-orden de esta edición recibieron el Paquete Héroe de Harran (Hero of Harran Bundle) de forma exclusiva. Este paquete contiene: - Traje de Superviviente Definitivo (Ultimate Survivor Outfit) - Cuchillo de Combate de Harran (+ Plano mejorable) - Ballesta del Seguidor (+ Plano mejorable) - Pistola En Memoria de Jade (+ Plano mejorable) - Patrulla de Castor Woods.
Edición Deluxe: Por un precio superior, los jugadores pueden adquirir la Edición Deluxe, que eleva la experiencia con contenido digital adicional. Esta edición incluye: - El juego base. - Paquete Prepper de Castor Woods (Castor Woods Prepper Bundle): que incluye un equipo y un outfit. - Mapa Turístico de Castor Woods. - Banda Sonora Oficial. - Paquete de Fondos de Pantalla (Wallpaper Pack). - El arma Survivalist SMG. - El vehículo Roadhog.
Políticas de bonificación y pre-orden: Techland implementó una de las políticas más generosas vistas recientemente en la industria. Todos los jugadores que posean la Ultimate Edition de Dying Light 2: Stay Human recibieron The Beast sin costo adicional. Este gesto fue concebido como una muestra de aprecio para la comunidad que esperó pacientemente el DLC original. Además, para celebrar el hito de más de un millón de pre-órdenes, Techland no solo adelantó la fecha de lanzamiento en un día, sino que también recompensó a los jugadores con un diseño de coche APEX que brilla en la oscuridad. Tras el lanzamiento, el juego tuvo un arranque exitoso en Steam, con miles de reseñas positivas, lo que llevó a Techland a agradecer a los jugadores regalando un DLC gratuito: el Spectral Bat.
Conclusión
Dying Light: The Beast se erige como un testimonio del compromiso de Techland con su comunidad y su franquicia. Al transformar lo que originalmente era un DLC en un juego completo e independiente, el estudio no solo ha entregado una experiencia concentrada y intensa, sino que ha demostrado una notable capacidad para escuchar y responder a los deseos de sus fans. El regreso de Kyle Crane ha sido un acierto, ofreciendo una narrativa personal y visceral sobre la venganza y la lucha interna, que si bien puede no ser revolucionaria, sirve como el motor perfecto para una jugabilidad excepcional.
El juego logra el delicado equilibrio de honrar los cimientos de la saga mientras introduce elementos frescos. El Modo Bestia añade una capa de poder y estrategia, el entorno de Castor Woods ofrece una belleza visual y un desafío de exploración únicos, y el ciclo día/noche mantiene la tensión que define a la serie. Aunque algunos aspectos, como la narrativa predecible y la ocasional repetitividad, impiden que sea una obra maestra impecable, sus virtudes —un combate visceral, un parkour adictivo y una excelente optimización— pesan mucho más.
En un panorama de lanzamientos repleto de títulos de alto perfil, Dying Light: The Beast ha demostrado ser una propuesta más que capaz de destacar por sus propios méritos. Es un juego que sabe exactamente lo que es: una experiencia de terror y acción brutal, caótica y profundamente satisfactoria, creada para quienes anhelan correr por los tejados y sobrevivir a la noche. No es solo un spin-off; es un recordatorio de por qué la franquicia Dying Light se ganó un lugar tan especial en el género, y una promesa emocionante de hacia dónde puede dirigirse en el futuro.
